La
unidad en torno a un territorio liberado dos siglos atrás, las
raíces históricas comunes que entrelazan el pasado con el presente
y los destinos de hombres y mujeres que luchan por la construcción
de espacios comunes y relaciones sociales distintas a las antiguas
formas, una lengua común (el castellano y sus modismos), las
costumbres semejantes, la unidad religiosa (la religión católica
como la predominante), el mestizaje, etc. es lo que define la
identidad del venezolano. Sin embargo, la construcción consciente de
la misma devino de un largo y complejo proceso político y luchas
sociales que finalmente permitieron la creación de
una nueva identidad nacional diferenciada, pero dividida en clases
sociales irreconciliables. En otras palabras, las ulteriores luchas
políticas que finalizaron con la concreción del Estado central
venezolano a principios del siglo XX posibilitaron, también, la
forja del sentido de pertenencia venezolano, la unidad cultural real
que desde la independencia, hasta finales del siglo XIX, no existía.
Antes
de la gesta independentista, la disolución de Colombia y las
posteriores batallas por el poder en Venezuela; los colonos europeos,
los españoles, habían arrebatado a los pueblos aborígenes
originarios (Amerindios) las extensas y ricas tierras de América,
imponiendo así, por medio de la fuerza e influencia, la cultura del
dominador. De esta forma, el discurso de poder de la colonialidad se
orientó hacia la eliminación de los elementos culturales propios
nativos, sobre todo materiales, tales como edificaciones, monumento
arquitectónicos, etcétera, que actuaban como referentes simbólicos
de los pueblos originarios. Incluso, las demoliciones del legado
histórico venezolano no se limitaron a infraestructura de los
pueblos aborígenes, los más agraviados, sino también a las
posteriores infraestructuras erigidas durante la colonia y la
independencia.
cuya
cultura, valores, identidad e historia han sido borrados y/o
tergiversados, deformados, es también instrumento ciego de su propia
destrucción, y muy débil para resistir a la hegemonía cultural y
envolvente de las clases dominantes.
Se entiende como la identidad de los pueblos originarios y podemos decir Otros
ejemplos de resistencia cultural se encuentran en el joropo
venezolano, la música llanera.
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